Recebido: 30-03-2022 | Aprovado: 06-04-2023
Purificación Alcaide-Pulido, Universidad Loyola Andalucía, (palcaide@uloyola.es)
Como citar este artigo:
Alcaide-Pulido, P. La lucha contra la desinformación en contextos locales.
[RMd] RevistaMultidisciplinar, 5(2), 157-175.
https://doi.org/10.23882/rmd.23145
Resumen: La irrupción de la desinformación en los contextos locales es un fenómeno poco estudiado en la academia. Hasta ahora, las investigaciones se han centrado en explorar este tipo de desorden informativo desde una perspectiva global y en analizar las consecuencias de la mentira en el ámbito nacional y supranacional. Sin embargo, la viralización de los bulos son igualmente perniciosos en el escenario urbano porque la desinformación hace peligrar la sostenibilidad y prosperidad de las ciudades, ya que la mentira impide el avance y desarrollo de cualquier sociedad. Además, la desinformación es el germen de otros fenómenos especialmente disruptivos: los discursos del odio y la polarización ideológica. Por ese motivo, el propósito de este artículo es ofrece una serie de pautas e indicaciones para ayudar a los periodistas locales a identificar la información falsa, buscar la verdad y crear una nueva narrativa – el desmentido – que explique los datos verídicos, ofrezca un contexto adecuado y rectifique la información errónea en contextos locales. Es importante repensar el rol del periodista local en las ciudades de hoy en día, sobre todo, dada el auge de nuevas narrativas – como la de la mentira – y de nuevos actores – como los verificadores de la información.
Palabras Clave: Bulo; Desinformación; Desmentido; Periodista
local; Verificación
1. Introducción
Una de las principales ventajas
que presenta el periodista local, frente al rol de periodista que se ejerce en
medios nacionales o de mayor repercusión, es la empatía y la cercanía con sus
fuentes y la realidad de la que informa. El periodismo local o de proximidad
está íntimamente unido al contexto informativo del que informa y al ciudadano
(Nielsen, 2015). En el campo de la innovación informativa, el periodismo local
se enfrenta a un nuevo reto: los periodistas y futuros profesionales de la
información deben adquirir una serie de competencias y habilidades
(Reyes-de-Cózar, Pérez-Escolar & Navazo-Ostúa, 2022) que les permitan luchar
contra la desinformación y la misinformación (Wardle & Derakhshan, 2017). En
esta línea, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM, 2019), en su Informe
Anual de la Profesión Periodística, también instaba a los futuros comunicadores
a combatir los bulos, ya que la supervivencia del Periodismo depende, en gran
medida, de cómo los medios de comunicación orienten su lucha contra los
contenidos inexactos o engañosos (APM, 2019). En este combate, los periodistas
locales o de proximidad necesitarán saber cómo utilizar correctamente su
principal escudo o herramienta de trabajo: el desmentido. En este sentido, la
calidad del debate público, en el escenario digital, depende, precisamente, de
la capacidad de los periodistas y futuros profesionales de Comunicación para
identificar y detectar la información falsa, buscar la verdad y crear una nueva
noticia –el desmentido– que explique los datos y el contexto adecuado y
rectifique la información errónea.
Los bulos, rumores e
información inexacta o engañosa, que circula en la red, tienen un impacto
significativo en la opinión pública y en el comportamiento de los ciudadanos
(Parkinson, 2016; Read, 2016; Dewey, 2016; Allcott & Gentzkow, 2017). Por ello,
las mentiras representan, hoy en día, un problema global que debe ser abordado
con urgencia (Pal & Banerjee, 2019). Las informaciones falsas siempre han
existido a lo largo de la historia y, de hecho, su origen es tan antiguo como la
propia oratoria (Moore, 2017; Tandoc et al., 2018). Es habitual que los bulos
adopten la forma de noticia periodística, sobre todo, «en momentos de gran
ansiedad, crisis, conflicto y revolución» (Waisbord, 2019: 1867). Sin embargo, a
pesar de ser un fenómeno primitivo, en los últimos años, el poder de la mentira
ha crecido como consecuencia del poder de Internet (LaGarde & Hudgins, 2018),
que ha actuado de catalizador y ha favorecido que, ahora, la información
engañosa se multiplique y se difunda más rápido que nunca antes, no solo por las
oportunidades que la comunicación digital brinda a los usuarios, sino también
porque la tecnología y los medios sociales juegan un papel esencial en la vida
cotidiana de los ciudadanos (Tandoc, 2019).
En general, los bulos
pueden adoptar cualquiera de estos formatos. Por ello, el estudio de estos
fenómenos es crucial en la actualidad, sobre todo, teniendo en cuenta que las
plataformas digitales, especialmente las redes sociales, son las principales
fuentes de información para los más jóvenes y es, a la vez, el principal canal
por el que se propaga la desinformación y misinformación. En este contexto, uno
de los principales retos del Periodismo actual es orientar a los ciudadanos a la
hora de discernir si las noticias son historias falsas o hechos reales. Esta
nueva responsabilidad va más allá de las rutinas periodísticas tradicionales
(Humprecht, 2019). Los deberes de los periodistas son comúnmente proporcionar a
la sociedad información fiable y no sesgada –en relación con los cinco elementos
clave del Periodismo: quién, qué, dónde, cuándo, por qué y cómo–, en lugar de
detectar historias falsas y desacreditarlas con los testimonios de fuentes
veraces y datos precisos.
La sociedad actual se
encuentra inmersa en una nueva era de los bulos, sobre todo, en el mundo online,
donde «la información recae en una de las dos categorías – verdadera o falsa –»
(LaGarde & Hudgins, 2018: 29) y, por tanto, el Periodismo ya no solo implica
desarrollar un conjunto de prácticas para informar a la gente, sino también una
forma de controlar la información digital y denunciar las noticias falsas. De
este modo, a pesar de que el Periodismo siempre se ha entendido como un proceso
tanto de recopilación de noticias como de narración, hoy en día, los valores
periodísticos fundamentales han cambiado y, ahora, los periodistas deben
comprometerse a identificar e informar también de los bulos, rumores e
información engañosa o inexacta, ya que las noticias están sujetas a una
dicotomía: ser verdaderas o falsas.
En consecuencia, la
desacreditación de noticias falsas o imprecisas, bulos o rumores, es una
actividad cada vez más consolidada en las redacciones. La verificación de la
información puede desarrollarse en dos tipos de medios. En el contexto español
destacan, por un lado, las unidades de verificación que se crean dentro de
medios de comunicación ya asentados, como EFE Verifica, de la Agencia EFE; AFP
Factual, de la agencia de noticias AFP; y Pruebas de verificación, de El
Objetivo. Por otro lado, están los medios ad hoc de verificación, esto es,
redacciones o equipos periodísticos independientes, ya que no están vinculados a
un equipo editorial concreto, que han surgido, meramente, para identificar bulos
y publicar desmentidos; como, por ejemplo, Polétika – actualmente inactivo –,
Newtral, Maldita y Verificat.
Este escenario mediático
parece indicar que los medios de comunicación han reaccionado ante la nueva
realidad informativa y se han dado cuenta de que su responsabilidad ya no se
centra solo en contar historias, sino también en frenar la difusión de rumores y
bulos (Urzúa, 2017). De ahí que asistamos a un rápido crecimiento del número de
medios de comunicación especializados en verificar, aclarar y desmentir
desinformaciones de todo tipo en todo el mundo (Humprecht, 2019; Harsin, 2018;
Solís, 2015). En total, según el estudio realizado por el Duke Reporters' Lab
(2021), existen más de 341 plataformas activas que se dedican a la verificación
y que operan en 102 países. Este tipo de medios se caracterizan por seguir
ciertas rutinas, por su transparencia, por publicar abiertamente su trabajo y
por no estar afiliados a ningún partido político. Desde sus inicios, estas
plataformas han llamado la atención de cientos de visitantes únicos (Graves &
Glaisyer, 2012) y, hoy en día, ya hay varias organizaciones no gubernamentales
que se dedican a crear desmentidos de bulos, rumores e información inexacta o
engañosa que circula en la red (Iannelli & Splendore, 2017).
No obstante, estos
proyectos periodísticos también generan cierto escepticismo. Figueira & Oliveira
(2017), por ejemplo, se preguntan quién sostendrá y financiará estos servicios a
largo plazo. Otros autores, como Graves & Glaisyer (2012: 19), por ejemplo,
cuestionan la imparcialidad de estas plataformas: «¿Importa la ideología del
medio de comunicación?». Por su parte, Ireton & Posetti (2018) creen que el
principal inconveniente es su flujo de trabajo que tienen estos media, así como
la viralidad y la eficacia de una historia ficticia, dado el efecto que la
mentira tiene sobre las emociones del consumidor. En esta línea, varias
investigaciones demuestran, precisamente, que la velocidad a la que viaja el
rumor es mucho mayor que la velocidad a la que viaja la información que la
desmienta –el desmentido–: un bulo puede durar entre 10 y 20 horas sin ser
desmentido. Este fenómeno se produce porque «los bulos o rumores son mucho más
interesantes que la verdad o la rectificación» (Silverman, 2015: 70). A pesar de
esta alarmante realidad, muchos expertos (Kumar & Shah, 2018) refuerzan que los
desmentidos tienen un gran efecto en la opinión pública. Jiménez (2019) y Amorós
(2019) también destacan que el mayor reto al que hay que enfrentarse para
combatir la desinformación y la misinformación es lograr que el desmentido viaje
más rápido que el bulo y, sobre todo, que llegue a un mayor número de personas.
En cualquier caso, tal y
como sostienen autores como Kwan (2019: 16), la cuestión principal a tratar,
ahora mismo, dada la situación del Periodismo actual y de realidad informativa,
se debe centrar en el tratamiento de los desmentidos. Los desmentidos son unidad
informativa en sí misma y, como tal, son producto de una minuciosa tarea que
consiste en verificar los datos y en no fomentar falsos rumores en la mente de
las personas (Urbani, 2019: 18). Por tanto, para ofrecer un desmentido bien
argumentado y detallado es necesario desactivar el poder de la mentira (Jerit,
2008, en Chan et al., 2017: 1532). El desmentido debe ser un mensaje lo
suficientemente potente, transparente y detallado como para hacer salir la
mentira de la cabeza del receptor. Clavero (2018: 178) propone el uso de este
nuevo mensaje periodístico para revisar el «contrato social que el Periodismo
tiene con las audiencias». Esta forma transparente de mostrar la información
debe beneficiar la credibilidad de los medios (Humprecht, 2019) y, sobre todo,
mejorar con ello la calidad del debate público en el escenario online.
2. El periodista local en la era de la digitalización y la globalización
El periodismo local representa una profesión especialmente importante hoy en
día, ya que difunde contenidos con gran penetración en la sociedad
(Cantalapiedra, 1997) e informaciones que se dan en entornos mucho más cercanos
a los ciudadanos y que cubren temas que les afectan directamente (Tamarit,
2005). Sin embargo, esta cualidad se convierte también en un problema, ya que
condiciona la dinámica y rutinas del periodista local, pues estos profesionales
“se mueve dentro de marcos estrechos en donde los sistemas de relaciones en
escasísima medida son objetivables, puesto que están sometidas a toda una
compleja trama de relaciones personales y de intereses concretos” (Almuiña
Fernández, 1995: 29).
A pesar de que la digitalización ha cambiado las rutinas periodísticas
tradicionales – ya que la tecnología ha favorecido el acceso inmediato a la
información, la instantaneidad, la multiplicidad de fuentes, la actualización
constante de los contenidos, etc. –, pues ya no es viable conservar el mismo
modelo de negocio mediático, con el mismo ritmo informativo, ni el mismo
lenguaje o contenido (López Rabadán & Murciano Martínez, 2012); resulta
sorprendente comprobar que esa globalización ha ayudado a desarrollar lo local
(Caldevilla, 2013). En este sentido, cabe diferenciar entre el periodismo local
offline y el periodismo local digital. Para Martínez Juan (2003), el periodismo
local offline es aquel que se desarrolla en los medios locales convencionales y
opera en entornos urbanos: barrios y ciudades. Por ello, este tipo de periodismo
local reúne característica como (Martínez Juan, 2003):
• El medio está ubicado en un espacio físico concreto y limitado geográfica y
jurídicamente. Los ciudadanos de estos entornos urbanos comparten una cultura y
una tradición propia que los identifican.
• La audiencia local está caracterizada por la cercanía entre el ciudadano y las
instituciones de gobierno.
• Los contenidos se elaboran a partir de hechos sociales, económicos, políticos,
deportivos y culturales que acontecen. La difusión de estos contenidos se limita
al espacio urbano.
• Los contenidos del medio responden a los intereses políticos, económicos y
sociales del entorno donde opera.
• El periodismo local asume una responsabilidad social que le obliga a
participar o influir, activamente, en las relaciones sociales que existen en el
espacio en el que está ubicado.
Por otro lado, el periodismo local online o digital es aquel que se dirige a una
audiencia mucho más amplia y difunde informaciones accesibles para cualquier
usuario de Internet. En este sentido, Martínez Juan (2003) especifica que este
tipo periodismo local reúne las siguientes características:
• Teniendo en cuenta el poder de interconexión de la Red, sobre todo, para
conectar a los ciudadanos con la administración e instituciones públicas, el
concepto de local adquiere más fuerza aún, especialmente, en el ámbito regional.
En este contexto, el periodismo local online tiene la oportunidad de abordar
diferentes temáticas desde una perspectiva de proximidad al ciudadano,
independientemente de donde provenga la información.
• No es necesario que la redacción esté ubicada, físicamente, en un lugar en
concreto. Gracias a herramientas como, por ejemplo, el correo electrónico y las
aplicaciones para organizar videollamadas, las redacciones pueden concebirse
como organizaciones descentralizadas, ya que no tienen por qué circunscribirse a
un lugar físico concreto y los periodistas pueden estar repartidos por el mundo
y, todavía así, cubrir noticias locales.
• Las noticias locales, entendidas como el producto informativo local que
produce el medio, no están limitadas a las fronteras del espacio físico del que
se nutre y al que sirve, sino que pueden ser consumibles por audiencias muy
heterogéneas.
En la misma línea, Rivas-de-Roca, García-Gordillo & Caro-González (2020) y
Rivas-de-Roca (2021) confirman también que las informaciones locales no han
perdido valor como consecuencia de la digitalización, más bien todo lo
contrario: Internet ha intensificado la popularidad e importancia de las
noticias locales porque “el público necesita conocer más que nunca lo que ocurre
en su espacio geográfico más cercano” (Rivas-de-Roca, 2021: 167). El periodismo
local opera en el ámbito de lo más cercano para el ciudadano, de lo propio, con
lo que “los ciudadanos se sienten más identificados. El territorio, la cultura,
las costumbres, el patrimonio histórico y cultural… son elementos de referencia
que contribuyen a la formación de una identidad” (Chomón Serna, 2016: 98).
Por ello, dado que la labor del periodismo es ejercer como un servicio público,
el periodismo local actúa como tal porque ofrece información de proximidad
–donde se abordan temas de gran valor para la audiencia– (Jenkins & Nielsen,
2020), de forma que esos contenidos no solo tienen un valor comunicativo, sino
también identitario (Rivas-de-Roca, 2021) porque influyen en la percepción que
la opinión pública tiene del contexto urbano donde habita (Almuiña et al, 2008;
Cebrián, 2007; Chaparro 1998; Pardo, 2013; Tamarit, 2011).
En este contexto, resulta destacable la labor que desempeña el periodista local
o de proximidad hoy en día, donde el ejercicio por aportar la verdad e
identificar informaciones engañosas o inexactas se ha convertido en una
actividad cada vez más urgente. El periodista local, en su labor de comprobar la
información que recibe de multitud de fuentes, debería igualmente dominar los
procesos de verificación, así como el arte de redactar correctamente el
desmentido –como un producto informativo– para alfabetizar a la opinión pública
en entornos urbanos, aportar transparencia y orientar a los ciudadanos hacia la
verdad (Herrero-Diz, Pérez-Escolar & Varona Aramburu, 2022; Pérez-Escolar,
Ordoñez-Olmedo & Alcaide-Pulido, 2021).
3. El desmentido en escenarios urbanos y de proximidad
El propósito del desmentido es mostrar la verdad. El desmentido es un producto
informativo que el periodista local verificador debe crea y publicar, cuando ha
identificado un bulo o noticia engañosa o inexacta, para aportar la verdad.
Aunque todavía no existe un consenso científico, sobre cómo los medios de
comunicación deben elaborar y estructurar los desmentidos, como así ocurre con
otros géneros periodísticos –ya sea de carácter informativo, de opinión o
híbrido–, donde cada narración tiene una estructura comunicativa particular y un
estilo de escritura específico –como así se estudia y se refuerza, año tras año,
en ciertas asignaturas del Grado de Comunicación–. Por este motivo, la creación
y publicación de un desmentido implica también conocer cómo ordenar y organizar
la información para crear este tipo concreto de mensajes periodísticos.
El profesor Lakoff (2018) recomienda seguir la estructura del sándwich de la
verdad para redactar los desmentidos: lo primero es aportar la verdad en la
noticia. Cuando se enfatiza la mentira en primer lugar, la mentira gana. Por
tanto, siempre se debe comenzar con la verdad. A continuación, se hace
referencia a la mentira. Para finalizar, se debe reiterar la verdad. La verdad
siempre debe repetirse más que la mentira. Sin embargo, algunos periodistas
expertos en verificación desaconsejan seguir este esquema porque el bulo debe
figurar en algún lugar a principio el artículo, si no es en el título, al menos,
en el encabezado. No obstante, otros profesionales argumentan que si la mentira
se enmarca primero, gana. Por tanto, el verdadero reto para los periodistas
verificadores de hoy en día es encontrar una fórmula eficaz para estructurar el
desmentido con el fin de desacreditar la desinformación y misinformación (Wardle
& Derakhshan, 2017) y, sobre todo, para proyectar la verdad sobre cualquier otro
contenido.
En este sentido, se aconseja encontrar un equilibrio sano entre lo verdadero y
lo falso. A pesar de que, a continuación, se propone una estructura para crear
desmentidos, este modelo no debe entenderse como una armadura rígida, sino como
un punto de partida desde el que adaptar los desmentidos dependiendo, sobre
todo, del tema a tratar, pues no es lo mismo verificar, por ejemplo, bulos sobre
salud o sobre asuntos políticos, que la desinformación de género (Herrero-Diz,
Pérez-Escolar & Plaza Sánchez, 2020) o, incluso, teorías de la conspiración. Por
tanto, la estructura del desmentido que se aconseja seguir debería estar
integrada, en líneas generales, por los siguientes elementos:
• Titular. El titular no debería mostrar la mentira, ni siquiera la refutación
de la información en forma de negación al principio –ver Figura 1–. El hecho de
reforzar tanto el bulo hace que los ciudadanos recuerden la mentira más que la
verdad.
Figura 1 - Titular no recomendado para un desmentido
Fuente: Maldito feminismo - https://bit.ly/3N3TJiM
Por tanto, se recomienda crear titulares más alfabetizadores, esto es, que aporten la verdad y obvien la mentira para ayudar a la opinión pública a interiorizar la verdad – ver Figura 2.
Figura 2 - Un buen titular para un desmentido
Fuente: Verificat - https://bit.ly/3FJiw9l
• Lead o primer párrafo. En el lead se debería describir la mentira o el bulo. En este primer párrafo, convendría explicar el origen de la información engañosa o inexacta, la fuente de origen, se contextualiza el motivo por el que se ha podido popularizar el bulo y se analiza cómo se ha difundido la mentira. En este sentido, en el lead se respondería a las 5w’s básicas del periodismo –en relación con el bulo–, como así se puede ver en la Figura 3: quién – who –, qué – what –, cómo – how –, cuándo – when –, dónde – where – y por qué – why –.
Figura 3 - Ejemplo a seguir del lead o primer párrafo de un desmentido
Fuente: Newtral - https://bit.ly/3L3tRCb
• Cuerpo del texto. En el cuerpo del texto, se debe romper el orden de la
pirámide invertida, ya que conviene que el periodista explique la verdad y el
proceso de verificación que ha seguido de forma deductiva. Una vez el periodista
ha reunido las pruebas necesarias para refutar la información sospechosa, debe
exponer los resultados obtenidos en el proceso de verificación: las fuentes de
información primarias que ha consultado o a las que ha tenido acceso, documentos
oficiales, bases de datos, plataformas de rastreo online, testimonios
secundarios y rectificaciones, etc.
• Veredicto final. En el veredicto final, se enuncia o recupera la verdad y se
exponen sugerencias, consejos y conclusiones para evitar futuros bulos sobre el
tema.
Figura 4 - Ejemplo de veredicto final de un desmentido.
Fuente: EFE Verifica - https://bit.ly/3L3uA6n
El desmentido es, por tanto, una herramienta lingüística, una forma de narrar la
realidad que, al igual que el resto de géneros periodísticos, combina una serie
de reglas, códigos y normas más o menos acordadas y compartidas por los
profesionales verificadores. Martínez-Albertos (1974) sostiene que los géneros
periodísticos ostentan una serie de características particulares que definen a
cada género y los diferencian del resto de géneros. Como tal, siguiendo la
clasificación de Martínez-Albertos (1974), se infiere que el desmentido también
posee una serie de particularidades que lo convierten en un formato periodístico
único:
• Al contrario que la noticia, el desmentido no tiene por qué hacer referencia a
un tema de rigurosa actualidad. Muchos de los desmentidos publicados por los
medios o unidades de verificación son bulos, rumores o informaciones falsas o
engañosas que se llevan difundiendo y compartiendo en Internet durante mucho
tiempo como, por ejemplo, las noticias relacionadas con el phishing o con
alimentos milagros.
• Los desmentidos surgen en un contexto sociohistórico concreto. Así, por
ejemplo, es habitual encontrar un gran número de desmentidos de bulos
relacionados con promociones, ofertas o sorteos en época navideña o durante el
Black Friday.
• El estilo lingüístico del desmentido es divulgativo, natural y de corte
didáctico. Dependiendo del tema que aborden, los desmentidos pueden adoptar un
estilo más o menos formal, pero nunca pierden su carácter divulgativo, natural y
alfabetizador.
• El desmentido abarca una amplia variedad de temas: desde personajes públicos
–como políticos o famosos–, hasta violencia de género, feminismo, migración,
economía, sanidad, cambio climático, alimentación, etc.
• Los desmentidos incluyen declaraciones y citas de las fuentes de información
y, como tal, estas afirmaciones suelen ir entre comillas dobles. Las evidencias
que proceden de documentos oficiales, bases de datos u otros medios de
comunicación se vinculan siempre a la fuente original.
• Los desmentidos están redactados por profesionales de la verificación. Los
medios o unidades de verificación deben contar con un equipo experto cuyo único
objetivo es identificar bulos, buscar la verdad y redactar noticias de
desmentido.
Las características mencionadas anteriormente (Martínez-Albertos, 1974) son las
más aceptadas, pero no están del todo actualizadas. Por tanto, para poder
describir adecuadamente las particularidades del desmentido, conviene añadir una
última característica muy significativa: la transparencia. Los periodistas
verificadores siempre deben explicar el proceso de verificación que han seguido
para encontrar la verdad y cómo han conseguido desmentir el bulo o la
información inexacta o engañosa.
4. Herramientas y consejos para periodistas verificadores locales
Resulta un error creer que un periodista local, por el simple hecho de que cubre
contenidos de un limitado ámbito geográfico, necesita pocos recursos porque el
volumen de trabajo que acarrea es mucho menor. Esta forma de pensar es la que,
precisamente, alimenta el estado de precariedad laboral perpetuo del periodista
(Sobrados-León, 2013). La labor del periodista local es, de igual forma, ayudar
a los ciudadanos a encontrar la verdad en entornos tan confusos como pueden ser
las ciudades. Por tanto, los periodistas locales también deben actuar como
periodistas verificadores, pues deben proveer de conocimiento y de información
de calidad a los núcleos urbanos para que los individuos opinen con rigor,
criterio y seriedad en el debate público local. Solo así será posible acallar
los discursos del odio y mitigar la polarización ideológica, que son los que
realmente perjudican el debate público (Pérez-Escolar & Noguera-Vivo, 2022).
Está en la naturaleza humana que los individuos se dejen llevar, con mayor
facilidad, por las opiniones y juicios que coincidan con su misma línea
ideológica –lo que en Psicología se conoce como sesgo de confirmación–. El ser
humano está poco preparado para aceptar las críticas disruptivas, esto es, los
comentarios que rebaten su versión de los hechos o cuestionan sus creencias.
Esto convierte a los usuarios en particularmente vulnerables a los bulos que
coinciden con su pensamiento y apoyan su ideología. Este es el germen de los
radicalismos. En este sentido, los periodistas locales deben actuar y utilizar
los desmentidos para aportar conocimiento, revelar la verdad y favorecer la
empatía social. Por ello, los desmentidos son la herramienta clave, entre otros
factores, para mejorar el debate público en entornos urbanos.
No es poca la responsabilidad que aquí tienen los periodistas locales, sobre
todo, porque, al igual que ocurre con cualquier medio de comunicación, siempre
existe la tentación de dejarse llevar por fines partidistas –como Media Matters,
que es un medio de verificación americano y abiertamente orientado a la
izquierda, que monitorea y combate los bulos de políticos republicanos; o
NewsBustter, otro medio americano que pertenece a un grupo conservador y busca
combatir las declaraciones de políticos liberales– en lugar de cumplir con la
función principal del periodismo: el servicio al ciudadano.
Por este motivo, dado que el trabajo del periodista local debe cumplir con unos
escrupulosos y rigurosos estándares de objetividad, para garantizar que la
noticia que publica un producto informativo de calidad, se propone, a
continuación, una serie de pautas y guías para ayudar y orientar a los futuros
estudiantes de Comunicación en sus investigaciones como periodistas locales y en
sus tareas de verificación, que debe formar parte de sus rutinas en las
redacciones de medios locales:
• Selecciona y filtra la información. El periodista local debe investigar la
procedencia de la información, es decir, si este contenido ha sido o no
publicado con anterioridad o, incluso, si la información ha sido verificada o
contrastada por otros medios locales de confianza.
• Pregunta y contacta con los actores implicados o con los autores originales de
la información. Esta tarea es básica para cualquier periodista, ya que ayuda a
corroborar cualquier declaración o testimonio. Además, de esta forma, se le da
la oportunidad al autor de confirmar, desmentir o rectificar sus afirmaciones.
• No te olvides de consultar otras fuentes de información de inestimable valor
como, por ejemplo:
» Testimonios de expertos –muchos de ellos, además, pueden haber sido
colaboradores más o menos asiduos del medio–. Para informarse sobre procesos
complicados, normativas, etc., relacionadas con temas de salud, tecnología,
procedimientos judiciales y políticos.
» El BOE de tu región o provincia. Para contrastar datos relacionados, sobre
todo, con leyes, competencias políticas y disposiciones legales y políticas a
nivel territorial.
» El INE. Para verificar datos relacionados con temas como la inmigración,
trabajo, hacienda, sanidad, género y educación.
» El portal Transparentia, de Newtral. Para conocer los datos reales sobre
adjudicaciones públicas y presupuestos municipales.
» Portales de transparencia de tu región, provincia o ciudad. Plataformas como
Fundación CIVIO – que actúan a nivel nacional, pero también tienen información
de contextos locales – resultan de gran ayuda para recabar información y
verificar datos relacionados con cualquier tema: el coronavirus, sanidad,
adjudicaciones públicas, decisiones jurídicas, competencias jurídicas,
conflictos de interés político, presupuestos y subvenciones públicas, así como
sobre el funcionamiento y competencias de las administraciones públicas. En este
sentido, los portales de transparencia de cada ciudad, provincia o región
también pueden ofrecer este tipo de información en su página web.
» La página oficial de la OMS y la página oficial de sanidad de tu región o
provincia. Para contrastar datos sobre el coronavirus, por ejemplo, o sobre
cualquier tema de salud.
» La página oficial de la Salud Sin Bulos. Esta plataforma ha ido cobrando
protagonismo y ha recibido varios premios por su labor en la lucha contra la
desinformación. Los principales colaboradores que se dedican a identificar y
desmentir bulos, en este espacio, son profesionales sanitarios, representantes
de asociaciones de pacientes y periodistas.
» FotoForensic. Para detectar imágenes manipuladas.
» Tineye. Para identificar imágenes manipuladas.
» Google maps. Para verificar los lugares y emplazamientos de los hechos en la
ciudad.
• Revisa, revisa y revisa. El periodista es parte de un equipo de redacción y,
como tal, conviene que comparta sus desmentidos con otros compañeros de
profesión para comprobar que la noticia tiene sentido, es rigurosa y reúne todas
las evidencias necesarias para justificar la verificación de la mentira.
• Se recomienda elaborar un sistema de calificación de la información. Muchos
medios de verificación ya han adoptado un método para evaluar y puntuar la
veracidad y fiabilidad de la información: verdadero, falso, mayormente
verdadero, mayormente falso, engañoso, etc. A pesar de que es una práctica
todavía incipiente, ya hay medios españoles que se han animado a catalogar los
bulos según su contenido como, por ejemplo, en sátira, contenido manipulado,
noticias falsas, etc. Esto ayuda a que el lector identifique, más rápida y
fácilmente, la información en función de su fiabilidad.
5. Conclusiones
En virtud de lo expuesto anteriormente, se concluye que la verificación se convertir en un ritual más del periodismo local y, por tanto, debería estar interiorizado como parte de las rutinas, procedimientos y dinámicas que desarrolla el profesional, en su día a día, en las redacciones de medios locales. La desinformación y la misinformación se han convertido en uno de los problemas más peligrosos y preocupantes de los entornos urbanos y, por tanto, exige que los profesionales locales se rearmen para poder enfrentarse a estos nuevos retos. Este rearme implica que los alumnos de Comunicación se conviertan en expertos de la verificación y de la creación de desmentidos; quizás, la parte más complicada de todo este proceso sea encontrar la forma de enfrentarse a técnicas de desinformación cada vez más elaboradas, como las deep fake, esto es, la inteligencia artificial al servicio de la mentira; sin embargo, esta tecnología también puede convertirse en la aliada de los periodistas verificadores para combatir esta plaga informativa.
Referências
Barberis, I., Myles, P., Ault, S. K., Bragazzi, N. L., & Martini, M. (2016).
History and evolution of influenza control through vaccination: from the first
monovalent vaccine to universal vaccines. Journal of
Preventive Medicine and Hygiene, 57(3), E115–E120.